"El Hombre Que Mató a Liberty Valance" (1962): La desmitificación de la leyenda norteamericana

Hoy nos adentramos en El Hombre Que Mató a Liberty Valance (1962), primer western que ve vuestro querido redactor y que supone un hito histórico en el género, además de ser un clásico indiscutible.

Debido a mi constante curiosidad y pasión por entender los entremeses y los aspectos técnicos e históricos del mundo del cine, he pasado por decenas de artículos, ensayos y libros que me han servido, en mayor o menor medida, para saciar esa intriga constante. Os puedo asegurar que en todos ellos se habla del western como género vital para la historia del cine, ya no sólo norteamericano, sino universal. Hasta ahora, jamás había visto una película de este género, sin contar la divertidísima "Regreso al Futuro III". Teniendo la oportunidad de hacerlo en pantalla grande, he decidido inaugurar mi experiencia con el western con El Hombre Que Mató a Liberty Valance (1962), considerada obra cumbre del género dirigida por el rey del western, John Ford.

Tenía una amalgama de sentimientos en la cabeza cuando me senté en la butaca. ¿Qué debo esperar de un western? ¿Será un género tan anticuado como muchas personas dicen, abogando que son "pelis de sobremesa"? ¿Será tan majestuoso y grandioso como los usuarios de Twitter dicen? He de decir que El Hombre Que Mató A Liberty Valance ha superado todas mis expectativas y me ha generado un gran interés por el género y las películas que lo hacen tan legendario e histórico.

Lo primero que me sorprendió de la producción es que no es para nada una cinta del género típica. La producción de John Ford tinta de gris la típica historia norteamericana del oeste. Aquí no hay indios ni batallas espectaculares en campos abiertos. De hecho, la mayoría del metraje se desarrolla en interiores, lugares donde el reparto, el guión y la fotografía brillan con un esplendor fulminante. Ni el personaje de John Wayne, el cowboy más legendario de la historia del cine, es un ser puramente bondadoso y bueno, sino que cuenta con sus problemas. Adoro su mensaje sobre la reinterpretación errónea de los hechos históricos, que es algo que, a su vez, algunos westerns han pecado.

Estamos ante un reparto legendario. James Stewart, John Wayne, Vera Miles, Lee Marvin y muchísimos más que conjugan esta historia legendaria, la historia del pueblo de Shinbone y el reinado de terror de Liberty Valance. Todos estos actores y actrices están de lujo, siendo, por momentos, una historia coral donde el drama y la comedia se intercalan de manera continua. De hecho, estoy muy sorprendido por los toques cómicos que tiene la película, llenando escenas de encanto y suspiro ante situaciones de alta tensión.

No puedo escribir una reseña de esta película sin hablar de la dirección magistral de John Ford. No soy capaz de comprender como (ya tengo otro director que investigar), pero Ford hace que el ritmo de la película sea vertiginoso sin contar con escenas de acción. La fotografía y el montaje forman una cadena imparable, con ese B&N tan majestuoso y que tan bien ha envejecido, ayudando a dejar claro el tono grisáceo de la misma historia. El uso de las sombras también me ha parecido reseñable, sobre todo en una escena en el cual las sombras desvelan a tres hombres dentro de una tienda.

En definitiva, toda reverencia a El Hombre Que Mató a Liberty Valance es más que merecida. Un western oscuro y gris, pero plagado de corazón y encanto, cuyo ritmo, montaje e interpretaciones la hacen brillante en todos los sentidos. Un retrato memorable de los pequeños pueblos del oeste de la Norteamérica del siglo XIX sin idealizar la época histórica y un dúo protagonista, John Wayne y James Stewart, que es la guinda en el pastel para una película inolvidable y maravillosa.

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