"Oppenheimer" (2023): Como hacer un gran biopic y no morir en el intento
Hoy nos adentramos en Oppenheimer (2023), último largometraje del afamado Christopher Nolan que supone una de sus mejores películas hasta la fecha, en mi humilde opinión.
Al tratar el tema de los mejores directores contemporáneos es imposible no nombrar a Christopher Nolan. El director británico ha conquistado a espectadores en todo el mundo con películas que han marcado una generación, como El Caballero Oscuro, Origen, Interstellar e incluso su opera prima, Memento, un futuro clásico que ya es de culto. Este año presenta su nuevo trabajo, Oppenheimer (2023), donde nos narra la historia de J. Robert Oppenheimer y los momentos más importantes de su vida.
Lo primero que uno siente viendo Oppenheimer es la clase que tiene la cinta en cuanto a dirección, reparto y estilo. La época histórica, sumado al fantástico uso del blanquinegro y el reparto coral, plagado de actores y actrices de altísimo nivel, hacen que esta historia gane un estatus cuasi legendario. Siendo una película en la que el 75% de su metraje son conversaciones, es impresionante como consigues quedarte boquiabierto y dentro de la misma, sin sentir que sus 3 horas de metraje vayan a trompicones. Esto también es fruto de la trama, que se encuentra fragmentada en dos o tres líneas temporales (tengo que revisionarla, mi memoria me falla) y hace que sea un viaje increíblemente atrayente y emocionante.
Es un acierto querer narrar la vida de Oppenheimer, ya que es un personaje histórico tan legendario como gris, en el sentido moral de la palabra. No es una historia que se pueda contar de manera patriótica ni optimista, ya que estamos ante un científico que acabó atormentado por su propia creación, la bomba atómica. Este sufrimiento está narrado en la película de manera maravillosa, teniendo momentos que rozan incluso el terror y que me parecen grandiosos. Todos hablan de la secuencia de la prueba Trinity como el culmen de la película y el momento más legendario de ella. A mi parecer, el momento que lleva en mi cabeza desde que la ví fue cuando Oppenheimer da un discurso acerca del triunfo de la bomba atómica. Es un momento tan poderoso como aterrador, sobre todo por el papel de Cillian Murphy, del cual hablaré más adelante.
Quería recordar que estamos ante una película de 3 horas de duración de corte dramático e histórico acerca del final de la II Guerra Mundial y el Macartismo en EEUU y, no sólo consigue ser increíblemente entretenida y alucinante, sino que ha sido un éxito económico y de crítica en un año donde no pocos han sido los fracasos de taquilla. Por ello y por su apartado técnico espectacular merece ser vista en la pantalla más grande con el volumen hasta arriba. Me lo agradeceréis, ya que el visionado en casa puede perder muchísimo en cuanto a fuerza e impacto.
En definitiva, Oppenheimer me ha parecido grandiosa en todos los aspectos posibles. Se ha convertido en mi película favorita del año (hecho que no esperaba que fuera a suceder) y demuestra como con una visión artística clara y una dirección magistral pueden llevar un drama histórico a la grandeza. Exponente del mejor Nolan y con un ritmo que ya les gustaría a otras cintas. Deseando verla de nuevo y disfrutar de sus visuales, sus actuaciones y su fotografía. Corred no, volad a verla en cines, vais a alucinar.
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