Doble Sesión RKSS: "Wake Up" + "We Are Zombies" (2023) #SITGES2023

¿Realmente pensabais que no iba a hablar más de las películas que vi en el Festival de Sitges? Hoy en #VistoEn35MM desglosamos las dos propuestas gamberras de los Roadkill Superstars, Wake Up y We Are Zombies, a lo double-feature.



Roadkill Superstars (RKSS) es el pseudónimo del trio de directores canadienses François Simard, Anouk Whissell y Yoann-Karl Whissell, figuras muy representativas en el mundo del cine fantástico y terror contemporáneo. Hagamos un breve recorrido por su filmografía antes de ahondar en las dos películas que se proyectaron en Sitges.

El trío llevaba haciendo cortometrajes desde mediados de los 2000, pero fueron descubiertos por los productores de la antología The ABCs of Death (2012). RKSS entregó un corto llamado T is for Turbo que, a pesar de no ganar la competición, apareció en su edición en formato físico. Sin embargo, Ant Timpson, productor de la antología, quedó impresionado por su trabajo y les convenció de convertir ese corto en un largometraje.

El trío RKSS durante la presentación de We Are Zombies en el Festival Fantasia (Canada)

De ese pequeño corto surgiría la película Turbo Kid (2015), estrenada en festivales como Sundance, Sitges o Fancine. Una carta de amor al cine de serie B ochentero con unos efectos artesanos magníficos, una trama pulp que mezclaba dos propuestas tan dispares como Mad Max y Megaman y un apartado artístico a destacar. Su BSO, creada por el duo Le Matos, contaba con composiciones synthwave que encajaban a la perfección con la trama y ambientación de la película. 

Si no la habéis visto y sois amantes de la serie B, ya estáis tardando. Ganadora del premio a Mejor Banda Sonora en el Festival de Sitges y galardonada al Premio del Público por los asistentes al Festival SXSW, la película nos narra un mundo postapocalíptico en el que un chico obsesionado con lo retro deberá enfrentarse a unas fuerzas malignas que se han impuesto como líderes del páramo. Os ofrece exactamente lo que pensáis al leer esa sinopsis y su generosa duración es otro aliciente para que le echéis un vistazo. 


Al menos cuando os escribo esto, se encuentra disponible en Filmin y Movistar+, aunque ya sabéis que para confirmar siempre es mejor utilizar la página JustWatch.



De ese homenaje a la serie B videoclubera pasamos a Verano del 84 (2018), una comedia adolescente de terror que se inspiraba en clásicos ochenteros como Los Goonies y que recordaba a la serie de televisión Stranger Things. A pesar de no parecerme tan redonda como Turbo Kid, agradecí lo arriesgado de su tercer acto, saliéndose del arquetípico final feliz. 

El reparto tenía mucha química, un componente fundamental en películas de este estilo, y la trama atrapaba al espectador (¿a quién no le va a gustar un misterioso asesinato en un barrio residencial estadounidense?). Además, se establecía en cierta manera el estilo de estos directores: utilizar estilos ya establecidos en el fantástico para contar una nueva historia con su buen puñado de homenajes.



No ha sido hasta 2023 que el trío de cineastas han vuelto al cine y han presentado a lo largo del año no una sino DOS películas, largometrajes que no podían ser más distintos entre sí. Tuve la enorme suerte de poder verlos en un maratón mañanero en el Festival de Sitges, junto a la simpática UFO Sweden (2023). Las películas en cuestión son Wake Up y We Are Zombies. Esta última también se proyectó en festivales como mi querido Fancine o el nuevo Sombra Madrid, además de otros maravillosos festivales que están consiguiendo que la pasión por el fantástico se propague a lo largo del país.

Empecemos por Wake Up, ya que es la que mejores sensaciones me generó tras su visionado. Esta película narra las desventuras de un grupo de activistas medioambientales que pretenden vandalizar una tienda de muebles estilo IKEA para promocionar su causa. Todo parece ir sobre ruedas, hasta que se percatan de la presencia del vigilante de seguridad, un demente obsesionado con la caza prehistórica. A partir de ese momento, se crea un juego del gato y el ratón, con los activistas cruzando sigilosamente esta tienda y huyendo de dicho asesino.


Wake Up funciona tan, pero tan bien que me es incomprensible como no ha tenido mejor distribución en España. No alarga mucho la presentación de personajes y, en cuanto estos entran a la tienda, la tensión y la diversión no terminan hasta que aparecen los créditos. Verdaderamente, estamos ante uno de los mejores slashers de los últimos años por la simpleza de su propuesta y, a su vez, la efectividad de la misma. Ese vigilante de seguridad, mezcla de Rambo y del Jason del remake de Viernes 13, utilizando herramientas primitivas para ir cazando a los activistas, es un antagonista impresionante.



Ayuda enormemente el hecho de que, en la vida real, los activistas medioambientales están muy presentes en las noticias por sus vandalismos salvajes y carentes de ningún propósito, al menos en mi opinión. Viéndolo de este modo, en ocasiones el espectador se coloca más en el lado del antagonista que de los propios protagonistas, esperando a ver con que trampa se topan o qué herramienta utilizan para escapar del asesino.

Su ambientación es un logro inmenso, encapsulando la acción en una tienda, con todo lo que aporta a esta particular historia. Lugares en los que esconderse, armas que utilizar o herramientas para crear trampas: esta tienda de muebles acaba siendo un arma mortal en las manos del antagonista. Personalmente, suelo entrar de lleno en propuestas de una sola localización, por lo que me ví inmerso en esta salvajada, la cual no está carente de gore y unos efectos prácticos sensacionales.


En definitiva, lo único que me queda contaros de Wake Up es que espero que nos llegue aunque sea digitalmente. Es una película para ver en pantalla grande y disfrutar como un enano, pero con que se distribuya de cualquier manera, ya nos podemos dar con un canto en los dientes. Sensacional slasher que juega muy bien con los códigos del subgénero y los utiliza para darnos una experiencia frenética y sin relleno alguno.


El villano de la función: un genial Turlough Convery

De un slasher teen pasamos a una comedia de zombies. Basada en los comics 
The Zombies That Ate the World, la segunda película que vamos a reseñar, We Are Zombies, es una comedia de terror en toda regla que nos narra un mundo en el cual los zombies pueden ser funcionales en la sociedad, ya que nos todos pretenden comer seres humanos. En este contexto, seguimos la historia de tres holgazanes y sus encontronazos con esta nueva sociedad. Tampoco pretendo explicar el argumento en demasía, pues se pierde la sorpresa de la propuesta. 

Después de maravillas como Zombies Party (2004) o Zombieland (2009), está claro que el listón para las comedias zombie está en los cielos. A pesar de que no todos los momentos cómicos funcionan de manera equánime, sí que he disfrutado enormemente de esta tontorrona propuesta. Estamos ante una comedia zombie de 80 minutos en la que la trama pasa a segundo plano, en ocasiones, para mostrarnos situaciones esperpénticas protagonizadas por los bufones de la función: los personajes de Alexandre Nachi y Derek Johns.


Lo que más destaco de esta propuesta es ese mundo único que crea en tan escaso metraje. Las corporaciones, bandas y ciudadanos de esta distopía en toda regla aportan mucho encanto a la trama. Sus escenas visceralmente sangrientas suelen llevarse al tono de la comedia, salvo en un glorioso tercer acto en el que los protagonistas se enfrentan a un grupo de muertos vivientes en una demencial secuencia de acción y sangre.


En definitiva, no esperaba mucho de We Are Zombies y he acabado viéndola con muy buenos ojos. Una propuesta festivalera y macarra que no pretende volarle la cabeza a nadie, sino simplemente darnos un buen rato de zombies, sangre y mamarracheo. Estoy seguro de que tendrá mejor distribución que Wake Up, ya que ha pasado por muchos más festivales, aunque nunca se sabe con estos asuntos. Esta sesión doble es un plan fantástico para cualquiera que quiera disfrutar de una noche de diversión, buen rollo y una generosa cantidad de sangre.



Como siempre, querido lector/a, solo me
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