"Las Motosierras Cantan": Un sentido homenaje en clave musical al grindhouse más bestia #FANCINE2024

Arrancamos nuestra cobertura fancinera con Las Motosierras Cantan, cruce imposible y tremendamente efectivo donde el musical, el gore y la comedia se dan la mano.



Desde este pasado viernes 15 de diciembre ha dado comienzo la cita del año para los amantes del cine fantástico y de terror. Fancine abrió sus puertas, haciendo del Cine Albéniz un sitio de culto donde pasar los días, comentando películas, consiguiendo pegatinas para su pasaporte y demás. A pesar de las cancelaciones impuestas por las alertas de la DANA, el certamen ha arrancado de manera grandiosa, con una programación heterogénea y trayendo lo mejor del fantástico nacional e internacional


Dentro de la sección Horror Zone, el lugar predilecto para las reinas del grito y los litros de sangre, se ha presentado la película Las Motosierras Cantan. Proveniente de Estonia, esta pequeña producción indie se anunciaba como una mezcla imposible entre los Monty Python, Los Miserables y La Matanza de Texas. Hay una larga tradición de musicales de terror, sobre todo si retrocedemos a los setenta, donde filmes como El fantasma del paraíso o Rocky Horror Picture Show hacían lo propio. No obstante, rara vez se observa un musical grabado al estilo de una película grindhouse de los 70 y donde el humor tiene un papel muy presente.


Las Motosierras Cantan cuenta la historia de Tom (Karl Ilves) y María (Laura Niils), un amor a primera vista que es visto a prueba cuando un maniático con motosierra comienza a perseguirlos. Gracias a la compañía y asistencia de Jaan (Martin Ruus), tratarán de salvar a María, que ha sido secuestrada y llevada a una guarida secreta.



Tras pasar por festivales como Fantasia, Fantastic Fest y Sitges, esta pequeña gran película se grabó en 2013 y lleva en postproducción hasta ahora, que está empezando a estrenarse. Dirigida por Sander Maran, que ya tiene experiencia en cine de género con propuestas como Monsterland, Las Motosierras Cantan supone el primer largometraje de Maran, inspirado tanto por la mitología de La Matanza de Texas como de Musical Caníbal. El realizador estonio ha conjugado una experiencia única, donde el gore se da la mano con números musicales descacharrantes y momentos cómicos de un ingenio macabramente fantástico.

Es de esas propuestas festivaleras en las que hay que entrar desde su primer minuto, dejándote llevar por los litros de sangre, las hilarantes ocurrencias del personaje de Jaan y los momentos WTF, constantes en la producción. Su fotografía, emulando una copia sucia en treinta y cinco milímteros, aporta muchísimo al constante homenaje, con referencias a clásicos de la historia del terror. 


El encanto de sus personajes, lo original y peculiar de su puesta en escena y lo esperpéntico de su metraje hacen de ella una propuesta idónea para disfrutar en el festival, en pantalla grande y rodeado de un público maravilloso. Esa audiencia de Fancine que transforma el Cine Albéniz en un lugar maravilloso y una cita ineludible en el calendario de todos los y las amantes del cine de Málaga.


En definitiva, es por festivales como Fancine que podemos disfrutar de propuestas indie tan absurdas y encantadoras como Las Motosierras Cantan. Una propuesta que lleva su argumento al extremo, sin bajones de ritmo a pesar de sus casi dos horas de metraje y con unos momentos cómicos que dejarán al espectador estupefacto.



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