Entrevista a Cristian Ponce, director de 'La Frecuencia Kirlian' #35FANCINE
Hoy os traemos en Visto En 35MM una de esas entrevistas que hace que esto de escribir sobre cine sea un lujo inmenso. Tuvimos la oportunidad de entrevistar a Cristian Ponce a propósito de su fantástica película La Frecuencia Kirlian, perteneciente a la sección de Fantástico Iberoamericano de la 35ª edición del Festival de Cine Fantástico de la Universidad de Málaga.
A los más cafeteros del fantástico y del terror les debe sonar el nombre de Cristian Ponce. Nacido en Argentina, este auténtico master of horror contemporáneo ha sabido explorar el fantástico desde formatos interesantísimos como narrar un filme de terror como si de una transmisión televisiva se tratase o, en el contexto de La Frecuencia Kirlian, construir historias de horror a través de un programa radiofónico nocturno y los peculiares invitados que visitan la emisora. En este sentido, podemos afirmar que Cristian Ponce ha sabido llevar más allá un formato interesantísimo que no se explora tanto como el metraje encontrado: la transmisión encontrada.
En Fancine el director argentino tuvo el honor de cerrar la jornada del domingo con La Frecuencia Kirlian, adaptación a cine de su exitosa webserie donde, utilizando la animación y la acción real, el director propone cinco relatos de terror narrados por cinco invitados al programa de radio durante la noche del cometa, que alterará a Kirlian, una ciudad perdida de Argentina.
El blueprint de Ponce para concebir La Frecuencia Kirlian es claro y es la película Creepshow dirigida por George A. Romero y escrita por Stephen King. Con esa referencia en la mente, un hito del fantástico y de mis debilidades personales, uno no se sorprende al ver que La Frecuencia Kirlian destila pasión por el género y reivindica la vertiente más lúdica y literaria del fantástico. Ponce logra generar este sentimiento sin volver a territorios comunes, exceptuando alguna encantadora referencia a películas como La noche del cometa o Una pandilla alucinante, o a una romantización exacerbada de los ochenta. Se concibe una atmósfera minimalista y muy bien conseguida, que cuenta con un locutor tremendamente encantador y unos invitados a los que escucharemos narrar historias terroríficas, llevándonos en una película de 2025 a la esencia del terror: cuando escuchábamos o leíamos relatos perturbadores con fascinación.
En ese sentido, La Frecuencia Kirlian nos recuerda porque amamos tanto el terror. Cuando las luces se apagan, el locutor nos presenta el programa y vemos a los invitados, nos preparamos para escuchar una historia decorada con unos dibujos de una fuerza visual contundente, que remiten a aquellas historias que podíamos leer en Historias de la Cripta o los Creepy. Que en una sociedad llena de imágenes sin cesar, contenido vertical gris y personas vacías por dentro nos sentemos en una butaca a escuchar historias de terror me parece un acto de honestidad y de reivindicación del fantástico inmenso.
La Frecuencia Kirlian nos devuelve a ese fantástico que, más que tratar de representar la realidad a través de tropos fantásticos, nos hace soñar, imaginarnos lo grotesco, lo paranormal... En esencia, lo que siempre ha hecho que el cine fantástico y de terror me fascine.
Además de poder disfrutar de la película en pantalla grande, tuvimos el inmenso honor de entrevistar a su director, Cristian Ponce, donde nos contó sobre las inspiraciones del proyecto, su música, sus nuevos proyectos y mucho más.
Las películas que crecí viendo, mezcla de comedia con terror, tenían esa decisión inteligente de que cada tanto el público tiene que poder descargar.
P: ¿Es la primera vez que vienes a Málaga o ya habías venido antes?
R: Estuve en la terminal, porque yo la primera vez que vine a España en 2022 tenía un sueño, que era conocer Nerja. ¡Oh! La tierra de Chanquete. (risas) Allá la gente de mi generación, no todos, pero había mucho, mucho fan de Verano Azul. Venía con mi esposa a Sitges, era como el destino. Dijimos: bueno, pero vamos a Nerja. Así que nada, conocí la estación de colectivos solamente y nos fuimos para allá.
P: A la hora de ver una peli como La Frecuencia Kirlian, uno tiene claro tus referentes. Yo te vi entrando con la camiseta de Creepshow. Pero no te voy a preguntar tus películas blueprint para esta, sino cuáles fueron las películas fantásticas y de terror que te inspiraron en general a crear historias.
R: Esas referencias han cambiado a lo largo de mi historia. Yo soy de una generación que, en general, no nos decían demasiado qué podíamos ver y qué no. Entonces, ya de muy chico miraba La profecía o ese tipo de cosas, que no me pegaban como película de terror, sino más como mitologías. Tenía diez años y me sabía el lore, como dicen los chicos ahora, de Critters y ese tipo de cosas. Estaban todo el tiempo en el cable.
Yo considero que El exorcista probablemente es la mejor película de terror. Cumple con el blueprint que para mí tiene que tener una película de terror. Pero no podría decir que es una de mis favoritas: yo no llego, prendo la tele y comiendo una pizza miro El exorcista. ¡Es súper densa!
Pero sí The Lost Boys, Christine, Un hombre lobo americano en Londres. Las películas que crecí viendo, mezcla de comedia con terror, con esa decisión inteligente de que cada tanto el público tiene que poder descargar. Porque si no —como dice John Landis— va a empezar a reírse donde no tiene que reírse y te arruina la película.
P: La película es analógica, no solo en estética —ese grano me vuelve loco— sino en usar un programa radiofónico nocturno como hilo conductor de la historia. Eso casi ha desaparecido, succionado por el podcast. Es como la televisión. Ambos medios representan una época donde había prescriptores y ahora el espectador decide cuándo y cómo ver qué.
R: Sí, que nos terminamos perdiendo de mucho. Si escuchabas radio y querías grabar una canción, mientras esperabas escuchabas canciones que no conocías. Ahora en Spotify vas directamente. Hay descubrimiento semanal, sí, pero es algorítmico: te muestra lo que vos querés. Entonces terminamos como la serpiente que se come la cola.
P: Paradójicamente, estamos en la época donde más acceso tenemos a la cultura y donde menos se está reivindicando y revalorando ese fantástico que ha hecho que estemos donde estamos ahora. Hay todavía mucho cine ausente de plataformas y eso hace que perdamos un poco el canon.
R: Pero fíjate que The Office está en todas (risas).
Frente a un prostético bien hecho, estás dando más herramientas a los actores, actrices, a los directores de fotografía para que puedan iluminar algo realmente.
P: Ya ves. Fijate que esa ausencia de lo analógico que comentamos ha hecho que se pierda levemente el encanto de ese fantástico que tú homenajeas en la película.
R: El cine es un invento, ¿no? Es un truco de magia al principio y nada de lo que vemos en el cine es real. Yo entiendo que, frente a un prostético bien hecho, estás dando más herramientas a los actores, actrices, a los directores de fotografía para que puedan iluminar algo realmente. Incluso trabajando en digital —como en esta película— buscamos una textura más sensitiva.
Al final, el ‘cómo se hizo’ no debería importarnos tanto: si Tarantino reconstruyó Nueva York con millones o si Fincher la recreó en CGI, da igual. Es como discutir si King Kong era un hombre con un traje o stop motion: la magia cambia, pero siempre depende del ojo del espectador. Yo vi primero la King Kong de De Laurentiis, con Rick Baker dentro del traje, y recién después el stop motion, que me resultó extraño. Para otros es al revés. Pasa igual con Star Wars: la gente joven revaloriza las precuelas, mientras que para mi generación, que ya era adulta cuando salieron, eran un desastre. Ahora las ‘malas’ son las nuevas. La vara se mueve todo el tiempo.
P: Es verdad que existe, cada generación va adoptando su, su, sus nuevas influencias y reivindicando cosas que a nosotros, a priori... Yo lo pienso cuando veo cine ahora en festivales o de estreno, digo: ¿Cómo se va a ver esto dentro de veinte, treinta años?
R: Yo creo que también es el momento en que lo vemos y, y cómo nos impacta. Cuando sos chico, te va a impactar más cuando viene la terror que cuando sos grande. No sé si llegaste a ver La virgen de la Tosquera. Yo no sabía que era de época, entre comillas. Transcurre en el 2003 y se ven cibercafés y programas de television de la epoca. Yo no sé si había, creo, un par más de argentinos en la sala, pero me reía yo solo cuando aparecía, no sé, Susana Giménez.
Siento eso, que ahí también es donde tenemos que estar abiertos y decir: Bueno, todo bien con lo que nos impactó cuando éramos chicos, pero hay cien años de cine antes. Yo cuando recién me empecé a ser más picky en las cosas que veía, dejé un poco los ochenta, que es lo que pasaba en la tele y empecé a ver un poco más para atrás. Y los ochenta existen porque antes tuvieron los setenta, los sesenta y tal.. Me acuerdo hace ya varios años, estuvo John Landis en el Festival de Mar del Plata, en Argentina, y le preguntaban: ¿Qué le dirías a toda esta gente que está queriendo hacer cine como el que hacían ellos en los ochenta? Y decía: "Bueno, que miren cine de los cuarenta, porque nosotros en los ochenta queríamos hacer películas como en los cuarenta".
P: Un elemento que me alucinó de la película fue la música, que es uno de los aspectos distintivos de la peli. Yo entiendo que el estilo buscado en algunos puntos es el synthwave, ¿no?
R: Es el estilo que trabajamos en la serie. El referente era justo cuando Carpenter había sacado sus discos Lost Themes y es lo que trabajamos. Pero, por ejemplo, en la segunda historia, la inspiración era la música que había hecho Goldsmith y Hermann para Twilight Zone. De hecho, para eso grabamos músicos con oboes y violines y instrumentos de esa época. Buscamos que haya como una identidad distinta para cada historia y que ayude a esta idea como de collage.
P: Tras cerrar el círculo de La Frecuencia Kirlian, que ha pasado de webserie por fin a película, viendo que Historias de lo oculto y esta y el resto de tus películas y de tus proyectos utilizan el fantástico de formas muy distintas, quería preguntarte si hay otro formato narrativo que te apetecería descubrir en cuanto al fantástico.
R: Al mismo tiempo que estaba terminando Kirlian, que teníamos los festivales cerca, estábamos terminando otra película que esperamos estrenar en el circuito también el año que viene, que se llama Familia teme enfrentar una nueva noche de terror, y que es una especie de programa de televisión perdido de la televisión argentina de los ochenta. Nos apoyamos en un par de referentes muy reconocidos allá, pero que a su vez tienen como una universalidad de lo que se estaba haciendo en las televisiones de la época.
Y ahí nos metimos como a experimentar un poquito más, sí analógicamente, porque creo que hay una demanda más grande por parte de los realizadores de imagen con grano y textura fílmica. Entonces, la gente que se encarga de hacer softwares y filtros lo han, lo han domado muy bien, pero nosotros queríamos lograr un look de las cámaras tipo las Bosch de los setenta. Empezamos recreando algunos defectos de cómo las cámaras recibían las luces y esta especie como de fantasmitas que dejan las luces fuertes. Y después directamente nos metimos a pasar lo digital a cinta, pasarlo a beta, arruinarlo un poco, hacer generaciones de VHS, volver al digital... Así que nada, estuvimos comprobando cosas porque, bueno, lo que queríamos es que luzca...
Queríamos asegurarnos de que se viera tal y como sentíamos que se tenía que ver y, bueno, creo que estamos llegando a (ríe) una estética delirante.
P: Esperaremos con muchas ganas. Vas a crear un género al final (risas). Está el metraje encontrado y la transmisión encontrada, que es un poco lo que hacés tú, ¿no?
R: Hay un director que a mí me gusta mucho que se llama Mark Jenkin, que dirigió hace un tiempo Enys Men. Es un director británico y especialmente los británicos, como tienen una tradición de género televisivo muy grande, están como todo el tiempo volviendo a esa cuestión, o, bueno, al estilo de Ghostwatch. Pero bueno, nosotros, entre que no hay una tradición en ese sentido en televisión argentina o cine buscando emular la televisión argentina y se ha perdido mucho, porque nunca hubo un criterio de que esto hay que guardarlo para el día de mañana.
La televisión siempre fue tomado como algo descartable, que en algún punto lo es. y eso hizo que gran parte de la televisión argentina de género se perdiera. Muchas series sobreviven solo en el mito o en el recuerdo de la gente. Obras de pioneros como Narciso Ibáñez Menta no se conservaron, y solo podemos reconstruirlas por sus versiones cinematográficas o por lo que sí se archivó en España con Chicho Ibáñez Serrador.
La Frecuencia Kirlian es una película argentina producida por Adrián Garelik y Pedro Saieg distribuida por Flixxo.







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