Luger: Una bofetada de aire fresco en la acción patria #35FANCINE
Arrancamos la cobertura fancinera en Visto En 35MM hablando de la estupenda Luger, dirigida por Bruno Martín y perteneciente a la sección Fantástico Iberoamericano del 35º Festival de Cine Fantástico de la Universidad de Málaga.
El microfilm de Con la Muerte en los Talones, el maletín de Pulp Fiction o la pata de conejo de Misión Imposible III son ilustraciones de ese concepto tan cinematográfico llamado McGuffin. Siguiendo las explicaciones de Alfred Hitchcock, el McGuffin es, en sus palabras, "el elemento que todos persiguen, pero que al público no le importa". Es irrelevante para el espectador saber qué contiene el maletín que Vincent y Jules iban persiguiendo, ya que no deja de ser un pretexto narrativo para mover la historia adelante, siendo esa la esencia del McGuffin: un catalizador de suspense. A ese listado inmenso de McGuffins que han formado el séptimo arte entra con honores la pistola Luger, McGuffin de la homónima película dirigida por Bruno Martín y que os traemos hoy recién proyectada ayer en el festival.
Luger narra un día terrible en la vida de Rafa (David Sainz) y Toni (Mario Mayo), dos buscavidas con una dudosa moral que solucionan problemas a Ángela, una abogada. Tras recuperar un coche robado se dan cuenta de que el contenido que había originalmente en él ya no está y ha sido sustituido por una caja fuerte cuyo contenido les extraña: una pistola alemana Luger P08 de la II Guerra Mundial.
Mario Mayo y Bruno Martín no son primerizos en Fancine, ya que tuvimos la suerte de contar con su presencia hace dos años para presenciar aquella macarrada estupenda llamada Os Reviento. Con Luger, primer largometraje de Martín, el cineasta ha tratado de narrar una historia cercana a su contexto, ambientada en un polígono, localización por antonomasia de numerosas películas y videojuegos, como el director apuntaba en la presentación previa al filme. Esa ambientación es uno de los aciertos inmensos de Luger: un laberinto de naves industriales, restaurantes de menú del día sin datáfonos y talleres escabrosos. El cineasta dota al escenario de una autenticidad inmensa, especialmente por los pintorescos personajes que pueblan ese peligroso polígono.
Para que esas localizaciones, elemento fundamental en una película de acción, funcionen como un personaje más de la trama, el guion debe saber balancear ese suspense sin perder la oportunidad de desarrollar a sus personajes, otro triunfo de Luger. Cuenta con un libreto escrito entre el mismo Martín y Santiago Taboada que logra destilar cultura cañí, crear un universo poliédrico dentro de un polígono, presentar secuencias de acción brutales y, al mismo tiempo, desarrollar una historia sobre almas perdidas que merecen segundas oportunidades en un mundo que los está oprimiendo al máximo. La química de Sainz y Mayo elevan esta sensación, especialmente ciertas frases que quedan grabadas desde que las escuchas, tales como "¿Dónde está mi segunda oportunidad?". La película tampoco pierde la oportunidad de introducir unos momentos cómicos equilibrados que no rompen el tono de la película y que humanizan a nuestros personajes. Su reparto lo completan intérpretes como Ramiro Alonso, Ana Turpin, Mauricio Morales, Mónica Miranda, Ángel Acero y Mariví Carrillo, que logran aportar un lore a la vida de esos dos criminales de poca monta que protagonizan la película.
La puesta en escena de Luger aprovecha también lo mejor de su guion, con una variedad de planos que en montaje no quedan erráticos, un error muy común en la acción contemporánea. Tener a varios personajes en un plano general eleva mucho ciertos momentos del filme. Prueba de ello es una secuencia ambientada en un restaurante absolutamente deliciosa en la que la tensión se eleva a unas cotas inauditas. Esta sensación se percibe desde sus primeros minutos, tal y como se presenta el McGuffin de la historia, y no te abandona hasta llegados los créditos finales. En una industria española donde el thriller suele estar protagonizado por el lado de la ley, es tremendamente refrescante ver algo más cercano al Grand Theft Auto o a las primeras películas del británico Guy Ritchie.
Películas independientes como Luger demuestran que el cine español todavía cuenta con terrenos inexplorados que merecen más tratamiento. Una historia criminal trepidante que subvierte las expectativas del espectador sin trampas ni reiteraciones absurdas y lo inyecta de lleno en el suspense y el thriller. De esas películas que uno espera que creen escuela para contar con una nueva generación de cineastas que vean en el cine de género un lienzo en blanco para firmar lo violento y lo visceral.
Javi Ocaña Benítez
Director y jefe de redacción de Visto En 35MM.
Amante del fantástico y apasionado de la escritura
cinematográfica en todas sus vertientes




Estupenda crítica
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