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Reseñas cinematográficas a cargo de Javi Ocaña Benítez.
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Entrevista a David Suárez y Cristina Galán por "A Nadie Le Importas" │#28FestivalMálaga
Hemos tenido la oportunidad de entrevistar a los directores David Suárez y Cristina Galán, que debutan en el Festival de Málaga gracias a la Sección Zonazine, que ha seleccionado su largometraje A Nadie Le Importas, una historia que navega entre el falso documental y la comedia sobre el poder de la fama y las consecuencias del exceso de ego.
Llego al AC Hotel Málaga Palacio acreditación en cuello y una libreta llena de preguntas, con unos nervios moderados pero siempre tratando de mantener las formalidades. Subo un lujoso ascensor y en esa azotea que tantas entrevistas ha acogido me presento a las dos mentes artífices de la película A Nadie Le Importas. Tras tener que alojarnos en otro espacio porque la terraza estaba a rebosar, me siento con David y Cristina para darles un pequeño detalle en honor a nuestra ciudad malagueña: dos locas de la deliciosa pastelería La Canasta.
Así, tras dejarles unos instantes de preparación y para que se deleitasen con esa delicatessen malagueña, dio comienzo una estupenda conversación de 25 minutos donde los directores hablaron sobre su película, la cultura de la cancelación, el precio de la fama, y demás anécdotas y reflexiones interesantísimas que demuestran lo que ya vimos cuando descubrimos su película: el ingenio de una pareja con mucho que contar.
Javi: Me gusta dejar siempre que las personas involucradas presenten su película y expliquen cuál es su génesis. ¿Por qué creéis que esta película merece la pena ser vista?
Cristina: A nadie le importas es nuestro primer largometraje, que hemos escrito y dirigido. Trata sobre un cómico infantil, egocéntrico, obsesionado con ser famoso y que quiere petarlo a toda costa. Al final, es una historia que se podría resumir en perseguir una zanahoria que ni siquiera te quieres comer, hipotecando tu vida y tu felicidad por un éxito que no te llevará a la felicidad.
David: Eso es un poco el esqueleto, pero realmente hay muchas capas en la película. Queríamos hablar de lo que Cristina acaba de decir, pero también tratamos otros temas paralelos, como las profesiones creativas, donde el ego tiene un peso enorme. Hablamos de actores, cómicos, músicos... profesiones en las que la envidia está muy presente. Es ese sentimiento de creer que mereces algo que, en realidad, no tienes por qué merecer solo porque tu profesión te permite expresarte más que, por ejemplo, un dentista. Es ridículo. También hablamos de esa carrera absurda por llegar a un sitio que, al final, puede ser tan patético como presentar un programa en el que lees un teleprompter comentando vídeos de gatos. Es una crítica a ese mundo vacío y a la falta de autoconciencia.
Es ese sentimiento de creer que mereces algo que, en realidad, no tienes por qué merecer solo porque tu profesión te permite expresarte más que, por ejemplo, un dentista.
J: Supongo que vosotros, que habéis participado en proyectos, habéis visto perfiles así, ¿no? Gente con delirios de grandeza que, por participar en un programa o ser reconocidos por la calle, ya se creen estrellas.
Cristina: Pero al final, también es un poco un reflejo de nosotros mismos. Sería muy hipócrita criticar a otros sin reconocer que nosotros también hemos sentido esa necesidad de "petarlo". Esta película es un poco un exorcismo de ese sentimiento. No queremos quedarnos ahí, queremos evolucionar, pero está esa crítica y autocrítica que siempre intentamos incluir en nuestros proyectos.
David: Sí, no es una crítica hipócrita al mundo del entretenimiento. De hecho, estamos aquí en el Festival de Málaga con una película que queremos que triunfe. Pero siempre intentamos recopilar las peores cosas de nosotros mismos, porque creemos que es la única forma de salvarnos del infierno, por así decirlo. Es un análisis no solo del mundo creativo, sino también del momento en el que vivimos, donde todo el mundo, trabaje en lo que trabaje, tiene un perfil y se vende como si fuera una estrella.
J: Eso es muy cierto, sobre todo con el tema de los influencers e incluso en el mundo del cine. Lo que se ve en Vincent Finch, es que todo cinéfilo ha tenido algo de ese personaje dentro de sí.
Cristina: Claro, eso es lo bonito de esos proyectos. Que te puedas identificar con un personaje absolutamente negativo y deplorable.
David: El título, A nadie le importas, tiene varias lecturas. Por un lado, es literal: a nadie le importa el protagonista. Pero también es una reflexión sobre cómo nada importa tanto como creemos. Cuanto más presente tengas la idea de la muerte, más preparado estarás para las cosas malas que puedan pasarte y más aterrizado estarás en el mundo. Y cuanto más alejado estés de esa idea, más ridículo será todo. El título es una especie de declaración: toda esta movida que brilla, en realidad no brilla tanto. Es como El show de Truman: detrás solo hay un barco chocando.
J: Quería preguntaros cómo ha sido el salto del mediometraje al largometraje. ¿Cómo ha sido pasar a una película de 80 minutos?
Cristina: Por una parte, fue un poco de vértigo. Teníamos miedo de ser pretenciosos, porque es muy fácil embarcarte en un proyecto tan grande y hacerlo mal. Queríamos ser cuidadosos. La idea original era de David, y en principio iba a ser una serie, pero luego vimos que podía ser una película. Fue un reto personal y profesional. Hemos aprendido muchísimo, ha sido duro, pero gratificante.
David: Para mí, hacer una serie es como jugar a un videojuego en el que puedes guardar la partida muchas veces. Hacer una película es intentar pasártelo sin guardar. Es una apuesta. En una serie, los capítulos pueden ser autoconclusivos, pero en una película todo tiene que sumar. Si quitas algo y la película sigue teniendo sentido, es mala señal. Tienes que asegurarte de que todo encaje. En el cine, te enfrentas a algo nuevo en cada historia. No puedes dejar la película y retomarla como con una serie. Por eso creo que la duración de nuestra película es ideal. No sé si con más o menos metraje hubiera funcionado, pero como está, creo que es fantástica.
Para mí, hacer una serie es como jugar a un videojuego en el que puedes guardar la partida muchas veces. Hacer una película es intentar pasártelo sin guardar.
J: Una cosa que noté viéndola es la sensación de estrés del personaje principal, con todas las llamadas del representante. ¿Eso pasa mucho en la industria?
David: No tanto. Lo usamos como un recurso para enfatizar el egocentrismo del personaje. En la realidad, es mucho más aburrido. Yo hablo con mi representante tres veces a la semana, pero no es tan intenso como en la película.
J: Hablemos de distribución, ¿cómo va a salir la película al público después del festival?
Cristina: Estamos buscando distribución. Queremos hacer algo más personal, con estrenos en pocas salas, pero en ciudades principales de España, donde podamos hacer coloquios e interactuar con el público. Sabemos que soltarla así sin más no funcionaría.
David: Preferimos ser cabeza de ratón que cola de león. No tiene sentido lanzar la película al mar del entretenimiento en España, donde probablemente no la verían en un cine comercial. Confiamos más en una estrategia de guerrilla: pocas salas, pero con un impacto más directo.
J: Una pregunta para Cristina. ¿Cómo ha sido para ti plantear la película en dirección, desde tu carrera como artista visual?
Cristina: Siempre he trabajado en video y fotografía, así que me siento cómoda en ambos aspectos. David y yo nos complementamos muy bien. Cuando nos preguntan por qué no luchamos el uno contra el otro, decimos que nos sumamos. Intentamos convencernos mutuamente. Lo que yo hago peor, David lo hace mejor, y viceversa. La fotografía me ayuda a conceptualizar mejor todo.
J: Además del tema de la fama, también se toca el tema de la cancelación cultural. ¿Creéis que hay cura para la cancelación en redes?
David: Es un tema que está presente, pero más como un elemento divertido con el que jugar. La cancelación en una historia sobre la fama es interesante, porque puedes tomar a alguien que cree que el mundo le debe algo y hacerlo invisible, que es su peor pesadilla. También es una crítica a esa postura de "me han cancelado" como excusa para justificar todo. Existe la cultura de la cancelación, pero no es un impedimento para decir lo que quieras. Simplemente, ahora hay consecuencias. Creo que estamos volviendo a un momento menos de corrección política, lo cual se agradece.
J: ¿Qué hay de realidad y qué de ficción en A Nadie Le Importas?
David: Queríamos evitar hacer algo autobiográfico. No soy un cómico como Louis C.K. o Ignatius, que pueden permitirse retratar su vida. Hemos usado la realidad como molde, pero no es una película sobre mí.
Cristina: Exacto, el punto de partida fue un hecho real, pero el personaje no es David. Hay un gran abismo entre él y el personaje.
J: Por aprovechar la ocasión, ¿qué nos podéis decir sobre Vincent Finch 2?
Cristina: Estamos a punto de empezar el rodaje en un par de semanas.
David: Tenemos muchas ganas. Es interesante ver qué ha pasado con un personaje que era un capullo hace diez años. Ahora todo el mundo es un poco Vincent Finch, así que es un buen momento para retomarlo.
J: Por último, ¿cómo os sentisteis al ser seleccionados para el Festival de Málaga?
Cristina: Fue increíble. Lo dimos por perdido, pero al final nos seleccionaron a última hora.
David: Fue como colarnos en una fiesta a la que no estábamos invitados, de que somos los últimos en llegar.
Javi Ocaña Benítez
Director y jefe de redacción de Visto En 35MM.
Amante del fantástico y apasionado de la escritura
cinematográfica en todas sus vertientes
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